12 de noviembre de 2025

Cardenal condena salarios indignos, exclusión de la salud y feminicidios

El arzobispo de Asunción, Adalberto Martínez, cuestionó la explotación laboral y la violencia contra las mujeres, denunciando que la injusticia social destruye la dignidad humana y el tejido nacional.

Alzando su voz contra los abusos, la desigualdad, la violencia que afecta a la población y denunciando ‘‘la explotación laboral, los salarios de miseria y la negación de la seguridad social’’, el cardenal Adalberto Martínez, arzobispo de Asunción, señaló situaciones que ‘‘profanan el templo de Dios’’.

Esto durante la prédica que hizo ayer en la misa dominical en la Catedral Metropolitana, ocasión en la que advirtió que estas situaciones constituyen una grave ofensa a la dignidad humana. Citó el despojo de la tierra a comunidades indígenas y campesinas que son expulsadas o engañadas y refirió que ‘‘la tierra es don para sostener la vida, arrebatarla es derrumbar el altar donde una familia se sostiene’’.

El prelado lamentó que las condiciones económicas empujen a miles de familias a la precariedad, a la explotación laboral y afirmó que “el salario retenido clama hasta el cielo”, sosteniendo que “quien explota profana, quien paga con miseria deshonra al creador”.

Señaló que enriquecerse a costa del esfuerzo ajeno “convierte el Templo en casa de demonios” haciendo una reflexión del pasaje bíblico de la expulsión que hizo Jesús a los vendedores del templo.

Asimismo, denunció la exclusión de los sectores más vulnerables en el acceso a la atención médica. “En la negación de la salud, cuando los pobres son alejados, desatendidos, tirados a veces en cuneta, necesitando medicamentos, también ahí se está profanando socialmente el Templo”, afirmó, cuestionando las inequidades que persisten en el sistema sanitario.

La violencia contra las mujeres fue otro punto señalado por el primado quien recordó que “cada mujer es imagen de Dios y templo sagrado”. Advirtió que “el feminicidio no es solo un crimen, es sacrilegio”, y llamó a transformar las bases culturales que sostienen este flagelo, que “cada vez aumenta más”.

Igualmente, condenó la violencia que produce los sicariatos. “Cuando matar se vuelve un oficio o un negocio, donde la vida tiene precio, el Templo de Dios es profanado, demolido”, expresó. En la misma línea, condenó el abuso sexual contra los niños. “Herir a un niño es herir el rostro de Cristo… no hay excusas que valgan”.

Martínez cuestionó, además, la corrupción en el sistema judicial. “Se profana el Templo en la injusticia judicial cuando la balanza se inclina por dinero, influencia o miedo”. También denunció el despojo de tierras a comunidades campesinas e indígenas, calificándolo como “derrumbar el altar donde una familia se sostiene”.

Al terminar su prédica exhortó a reconstruir el tejido social desde la fe y la solidaridad. Reclamó una fe auténtica, sin doblez. “No se puede servir a Dios y al dinero”, dijo, invitando a trabajar por un país más justo, fraterno y digno, “donde cada persona es y debe ser cuidada como el Templo vivo de Dios

La negación de la salud es cuando los pobres son dejados de lado, desatendidos, necesitando medicamentos. Adalberto Martínez, arzobispo de Asunción.

Fuente: ÚH

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Por DM