Nuevas crecidas de ríos y lagos prolongaron este lunes el drama de la población del sur de Brasil, adonde el presidente Luiz Inácio Lula da Silva viajará de nuevo el miércoles tras reconocer que las autoridades “no estaban preparadas” para una catástrofe así.
Las cifras de víctimas del desastre climático que golpea el pujante estado de Rio Grande do Sul volvieron a aumentar este lunes, con 147 muertos, 127 desaparecidos y 806 heridos, así como 600.000 personas que debieron abandonar sus hogares, según Defensa Civil.
Lula suspendió una visita oficial a Chile, inicialmente prevista para el 17 y 18 de mayo, ante la necesidad de “monitorear” la emergencia, según la Presidencia. Y anunció que volverá el miércoles al estado por tercera vez en pocos días.
“Es una catástrofe para cuya magnitud no estábamos preparados”, dijo el mandatario, durante una reunión con su ministro de Finanzas, Fernando Haddad, y el gobernador del estado, Eduardo Leite.
A pesar de una disminución de las lluvias, Leite urgió a los evacuados a no regresar a las viviendas, en especial en la capital Porto Alegre y sus alrededores, donde el río Guaíba puede alcanzar un nuevo récord.
“No es momento de volver a las casas todavía en las zonas de riesgo”.
La cota de este río, en cuyas riberas se ubican varias ciudades devastadas, superó los cinco metros por primera vez desde el jueves y sigue en ascenso debido a las lluvias del fin de semana. Según Defensa Civil, podría superar el pico histórico de 5,35 metros que alcanzó el 5 de mayo.