Joven pilarense cumplirá su sueño de estudiar en Harvard, EE.UU.

Luciana Duré, es una joven pilarse, alumna de la Facultad de Derecho de la UNP, desde niña arrojaba en un arroyito cercano a su humilde vivienda un barco de papel que decía «algún día estudiaré en los Estados Unidos». Luego de un proceso de 4 años, el haber optado por noches de lectura y dedicación, tuvo su resultado accediendo a una beca, su conmevedora historia se constituye en una verdadera fuente de inspiración.

Según publicó la página oficial de la Universidad Nacional de Pilar, la casa de Luciana Duré está flanqueada por un gigantesco árbol de yvapo’õ y el pequeño curso de un arroyo urbano que está desapareciendo, el arroyo Havõ. Del lado del inmenso árbol, recibía las sinfonías más bellas de las prodigiosas manos de Cheito Sánchez, su bisabuelo, quién formó a muchos jóvenes en la ejecución de la guitarra y el acordeón.

Del pequeño arroyo recibía torrentes de agua en cada lluvia, en cuyas corrientes arrojaba barcos de papel e imaginaba que era el timonel de esa frágil embarcación en sus deseos de remontar vuelo a otras latitudes. Desde niña lo repite con mucha convicción, “algún día estudiaré en los Estados Unidos”.

Ese sueño anhelado hoy es una realidad, pero inició a gestarse unos cuatro años atrás.

Luciana es alumna de la Universidad Nacional de Pilar, donde actualmente cursa el segundo año de Derecho y primer año de Ciencias Políticas y Sociales.

Todo empezó cuando a sus 16 años, en medio de la pandemia, a poco de culminar el secundario en forma virtual, un día se cruza en su vida un video de Tik Tok en donde aparecía un link para estudiar en el extranjero que decía; “¿te gustaría estudiar en Cambridge, en Stanford o en Harvard? Responde este cuestionario y puedes aspirar a una beca”.

Desde ese momento todo cambió en la vida de Luciana, para acceder a la beca y cumplir su sueño debía superar una inmensa cantidad de exámenes. Esto no amilanó sus ánimos y poco tiempo después que se inscribió, empezaba a rendir los primeros 21 exámenes, aprobando el primer año.

Ella nunca cuenta sus proyectos, solo cuando ya está a punto de iniciarlos. Es allí donde Alberto y María, sus padres, se enteran de su desafío y la apoyan en todo.

A la edad en que la mayoría de los jóvenes se preparan para ir a alguna fiesta, cuando sus amigos la invitaban a salir, Luciana siempre respondía con un “debo estudiar”. Así llegó el segundo año y otras 21 materias. Faltaba aún un año y las siguientes 21 materias en disciplinas tales como Matemáticas, Historia, Física, Filosofía.

A los 17 años culmina el colegio siendo siempre alumna destacada e ingresa a la Facultad de Derecho de la UNP. A sus 18 años rinde las materias restantes y alcanza el promedio exigido de 98%, y accediendo así a una de las 15 becas disponibles entre 18 mil aspirantes de todo el mundo.

Si tuviera que pagar el curso en la Universidad que eligió, la de Harvard, debería abonar más de 100 mil dólares, pero gracias a su empeño y voluntad, ella espera el momento de viajar y cumplir su sueño, mientras, espera otra lluvia importante para fabricar sus barcos de papel y emprender el viaje de su vida en una de los centros del saber más importantes del mundo.

Luciana proviene de una familia trabajadora y humilde. Ella ayuda a sus abuelos Oscar y Bety, en el pequeño negocio familiar y empieza a trabajar desde las 3 de la mañana. Desde muy temprano, el abuelo Oscar sale a vender sus empanadas, sándwiches y croquetas, con esa actividad se mantiene la familia.