Escrito por Mabel Rehnfeldt para el diario Abc Color
La primera vez que oí hablar de él fue en el Whatsapp de radio ABC Cardinal. Pobladores de Yabebyry –donde 800 familias están padeciendo la inundación– le sacaron una foto de lejos.
Acerqué la imagen para ver mejor y se veía a un señor joven, en el medio de los lodazales, con los pantalones sucios y llenos de barro hasta la rodilla, con una pala y rodeado de agua. “Así anda nuestro intendente”, dijeron, y contaron su historia.
Ignacio Brizuela es médico, tiene 32 años y es intendente colorado de Yabebyry, actualmente aislada y anegada por una gran inundación. Cuando lo entrevistamos le preguntamos si anda así, con la pala por los caminos y en el agua… Y respondió: “Ya no tengo más recursos para darle a mi gente, así que por lo menos me voy para estar con ellos”.
Ese mismo día contó como lo más normal que para llegar a unas 60 familias –de las 800 en estado crítico– tiene que meterse al agua. “Mido como 1,80 m y para llegar a donde están esas 60 familias hay que meterse únicamente al agua, y el agua me llega ya hasta el pecho”.
En ese momento don Ignacio estaba impotente y urgía al gobierno que los declararan en emergencia, y que se desembolsarán recursos no solamente para Yabebyry, sino además para Ayolas, San Ignacio y Villa Florida.
El jueves pasado, antes de que el Senado autorizara la reprogramación presupuestaria para las cuatro localidades, llamamos al intendente de Yabebyry.
Las fotos para ese momento mostraban cómo una pequeña comitiva liderada por Brizuela iba atropellando las aguas para llegar a los peores lugares de la inundación. Llevaban algunos víveres para repartir y se los veía con baqueanos que iban a pie tentando el terreno para ver hasta dónde se sumergirían. Echaron mano a algunas niveladoras y tractores que ayudaron a cruzar puentes ya desaparecidos bajo las aguas.
“Estamos todos”, dijo por radio el intendente Brizuela. Y allí nos enteramos de que todos estaban hombreando las bolsas de víveres: los del Frente Guasu, los del PLRA, los de la ANR y hasta el cura de la zona. Todos… y juntos.
Una de las lecciones que muchos aprendimos en la semana que se fue es que hay esperanzas. Ignacio Brizuela, de la ANR, es una de ellas: entiende a cabalidad que ser un administrador de la cosa pública, ser autoridad o funcionario público no tiene que ver con mandar o robar, sino con servir. Que el problema no son los colores rojo, azul, blanco o amarillo, sino los hombres que los honran o deshonran.
Otra lección que están mostrando desde Yabebyry es que solamente unidos –con pa’i incluido– se puede tener algún grado de éxito.
Y una tercera lección es que no habrá mejor momento que este para ver cómo se comportan los políticos con los departamentos en estado crítico.
Dependiendo del caso que les hagan, ya saben cómo recibirlos cuando vayan próximamente a pedirles sus votos. Un buen escobazo y no votarlos nunca más será más que suficiente.