Estados Unidos llevó a cabo ayer un bombardeo contra una base aérea en Siria tres días después de un presunto ataque químico que conmocionó al mundo. Rusia fue avisada previamente al ataque. Las fuerzas rusas se hallan en territorio sirio, protegiendo aGobierno.
PALM BEACH, EE.UU., MOSCÚ y BEIRUT (Reuters, AFP). En su decisión de política exterior más contundente desde que llegó al poder, el presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó un ataque con misiles Tomahawk contra el Ejército del mandatario sirio Bachar al Asad por su presunto ataque con armas químicas, el martes, en el que murieron al menos 70 personas.
La Casa Blanca destacó que el ataque fue justificado y proporcionado.
El bombardeo se limitó a una base aérea con el objetivo de minar la capacidad del régimen sirio de volver a lanzar ataques químicos, desde que el gobierno sirio es el acusado de haberlo perpetrado en más de una ocasión, la última vez, este martes.
La acción situó a Washington en un rumbo de confrontación con Moscú, que tiene asesores militares sobre el terreno ayudando a su aliado Asad.
El primer ministro ruso, Dimitri Medvédev, afirmó que los ataques estadounidenses acercaron más la posibilidad de choques militares con el Ejército ruso.
Para evitar posibles confrontaciones entre ambos ejércitos en Siria, fue habilitada, en 2015, una línea segura de comunicación.
Los cazas de Estados Unidos suelen bombardear a militantes del Estado Islámico en Siria, cerca de las fuerzas rusas.
Funcionarios estadounidenses informaron al mando ruso antes del ataque con misiles y evitaron golpear a su personal.
Una guerra compleja
Siria está dividida entre las dos principales facciones de musulmanes: chiitas, a la que pertenece el presidente Bachar al Asad; y sunitas, donde militan los rebeldes.
A principios de 2011, en medio de protestas populares contra el gobierno, elementos del Ejército desertaron y conformaron una fuerza rebelde, junto a líderes políticos opositores.
En ese caos, se fortaleció un grupo radical de sunitas, autonombrados como Estado Islámico (EI), conformando un tercer frente.
Rusia apoya al gobierno de Asad. Los países árabes (todos de mayoría sunita), junto a Estados Unidos y potencias occidentales, apoyan a los rebeldes. Todos luchan contra el EI.
Fuentes: Abc Color