“Desaparecieron los moretones y me levanté para salir adelante”

Una sobreviviente del flagelo de la violencia contra la mujer habla de que no hay salida sin apoyo de la familia y critica el rol del Ministerio de la Mujer.


Nos dan medidas de protección, pero esas medidas no son un chaleco antibalas. Mujeres con medidas,
murieron igual. Natalia Ávalos, denunciante.

Natalia Ávalos se presenta como una sobreviviente, pero insiste en que no quiere quedarse con el rótulo de víctima, ofrece su testimonio de superación, en este día en que se recuerda a la Mujer Paraguaya, en alusión a la Primera Asamblea de Mujeres Americanas que se realizó en Asunción, en 1867.

Sentada en el sillón de su casa y con la impotencia que aún reflejan sus ojos, Natalia relató lo que le tocó vivir hace unos años atrás, en el 2017 cuando decidió salir de una relación donde, afirma, era víctima de violencia.

Afirma que esta situación la dejó aterida sin poder reaccionar durante un tiempo, pero luego sintió que debía seguir con su vida. “Desaparecieron los moretones y me levanté para salir adelante, continuar así con mi trabajo”, señaló. Por ello autorizó a ÚH a publicar su nombre e imagen.

“Todo comenzó con los famosos celos. Yo tenía un trabajo y pedí mi retiro voluntario y eso le molestó porque quería controlar todo. En ese momento, yo no me daba cuenta aún que era víctima de violencia”, comenzó relatando la mujer refiriéndose a Juan Víctor Molas Turó, quien fuera presidente de una seccional colorada, en Fernando de la Mora.

Según Natalia, los celos y reproches dieron lugar a la violencia física, pero no pudo salir de la situación debido a las manipulaciones a las que era sometida, según cuenta. “Me llamaba entre llantos y me decía que estaba arrepentido y que no le deje. Era un manipulador”, refirió.

La situación de violencia física se fue repitiendo, según su testimonio, se siguió dando hasta que tuvo un pico de estrés que le hizo tomar la decisión de salir.

Estuve seis años con él, pero en el último año comenzó a ponerse violento físicamente, recordó.

Después de la separación, cuenta que tuvo varios episodios de hostigamiento, por el presunto agresor. “Subió encima de mi muralla; intentó estrangularme y volvió a atropellar mi casa”, recordó.

PROTECCIÓN. Para Natalia, que recorrió los pasillos del Ministerio de la Mujer buscando ayuda y protección, existen profesionales que ayudan, esto es insuficiente.

“Ña Juana va al Ministerio de la Mujer y denuncia su caso. Le toman la declaración pero luego no hacen el seguimiento. Luego ella va a su casa y su marido, novio o concubino se da cuenta que la denuncia no tiene validez y vuelve la violencia”, señaló.

De acuerdo con su experiencia, otras instituciones como el Juzgado de Paz con sus medidas de protección, tampoco garantizan la integridad de las denunciantes. “Nos dan medida de protección, pero esas medidas no son chaleco antibalas. Muchas mujeres con medidas murieron igual”, reflexionó, agregando que en la mayoría de los casos de feminicidio tuvieron una denuncia previa.

Ávalos no duda de que ella, de no ser por el apoyo que recibió de su familia, podía haber ingresado a la terrible de lista de víctimas de ese flagelo. “Con la ayuda de mi familia pude salir adelante y también de profesionales sicólogos y siquiatras. También tengo una hija que me da fortaleza, por ellos pude salir”, recordó emocionada.

CUATRO AÑOS SIN JUSTICIA. Desde el año 2017, en que la mujer denunció el caso, no hubo imputación para el sospechoso, a pesar que el estudio de victimología salió positivo.

Primeramente, el caso estuvo en manos de la fiscala Ana Girala y luego de su colega Dora Nohl. Según Natalia, hubo presión del lado de la política para que el caso quede impune.

“Son cuatro años y no hay justicia. El caso, actualmente, está en la Corte Suprema de Justicia para ser auditado”, reveló agregando que la Justicia no siguió su caso porque no estaba casada.

El agresor, según Ávalos, sigue campante sin ninguna sanción. Afirma que continúa con amedrentamientos. “Compró una casa a unas cuadras de la mía, pero, ¿de qué le voy a denunciar?”, expresó.

Sin embargo, para Natalia el infierno que experimentó y haber sobrevivido a ello le está permitiendo ayudar a otras personas que están pasando por lo mismo.

“Yo les digo que se animen por más trabas que pongan las instituciones. Va a ser una lucha larga pero les digo que se escuden en su familia. No hay que tener miedo, porque la vida cambia”, reflexionó.

Intentamos comunicarnos con el Ministerio de la Mujer para conocer su versión sobre el tema, pero no obtuvimos respuesta. Lo mismo ocurrió con Molas.

Cuando estuve en el hospital dije que eso era el límite, que tenía que salir de esa situación de violencia.

Nos dan medidas de protección, pero esas medidas no son un chaleco antibalas. Mujeres con medidas, murieron igual. Natalia Ávalos, denunciante.

26.241 denuncias de violencia intrafamiliar se recibieron en las oficinas especializadas de la Fiscalía, en el 2020. 36 víctimas de feminicidio se contabilizaron el año pasado, según los datos que maneja el Ministerio de la Mujer.///HOY