El Santo Padre emitió un mensaje al mundo y pidió no olvidar a los más vulnerables, quienes son los que más sufren las consecuencias de la pandemia. Solicitó un acceso universal a las vacunas.
“Queridos jóvenes en edad y en espíritu, reciban un cordial saludo de este viejo, que no baila ni canta como ustedes , pero que cree junto a ustedes que la injusticia y el mal no son invencibles”, comenzó diciendo el Sumo Pontífice.
En su reflexión recordó que el coronavirus ha producido muertes y sufrimiento, afectando la vida de todos, especialmente la de los más vulnerables, a quienes pidió no olvidar. Resaltó que esta pandemia desnudó y empeoró las crisis sociales y ambientales.
Consideró que ante tanta oscuridad e incertidumbre hacen falta luz y esperanza, así como caminos de sanación y salvación que apunten a curar la causa del mal y no solamente los síntomas.
“En esas raíces enfermas encontramos el virus del individualismo, que no nos hace más libres, ni más iguales ni más hermanos, más bien nos convierte en indiferentes al sufrimiento de los demás y una variante de este virus es el nacionalismo cerrado que impide, por ejemplo, un internacionalismo de las vacunas”, lamentó el papa Francisco.
Sobre este último punto acotó que otra variante del virus se da cuando las leyes del mercado o de propiedad intelectual se sitúan por sobre las leyes del amor y de la salud de la humanidad, también en relación a la falta de acceso a los inmunológicos.